La invisibilización y manipulación de los modelos femeninos a lo largo de la historia no es algo desconocido.
Ni voy a ser la primera que descubre, en la Biblia, el relato de una estructura social que perjudica y oprime a una mujer. Pero me gustaría darle una relectura cuestionando el punto de vista tradicional.
A la “casta” Susana, (que significa Azucena) nos la han vendido como ejemplo de pureza.
En realidad, es el ejemplo de la resistencia de una mujer, en un grado heroico, frente a las estructuras corruptas que avasallan su dignidad como persona.
Esta historia, igual que antaño, puede ocurrir hoy. En la biblia encontramos arquetipos del actuar humano, sin importar los siglos que hayan pasado.
Por un lado, un par de hombres con poder, jueces, conocedores
de las leyes… y por tanto con posibilidades de torcerlas a su antojo. “El pueblo que estaba reunido les creyó, pues eran ancianos del pueblo y además jueces. Así que la condenaron a muerte” Dan 13, 14b.
Por otro lado, una mujer, de buena posición, casada con el
dueño del lugar donde se hacían los juicios, que salía a disfrutar de su jardín
cuando ya se había ido el gentío, también conocedora de normas y costumbres.
Pero mujer, al fin y al cabo, por lo tanto, su testimonio no es válido, es
cuestionable.
Los jueces saben que basta el testimonio de dos hombres para
confirmar un hecho, mientras que ella sólo tenía su palabra.
Entre los judíos de aquella época (y sospecho que la herencia cultural nos queda) el testimonio de una mujer no se consideraba fiable ni válido
en un juicio. De ahí, por ejemplo, que fueran corriendo Pedro y Juan a ver el
sepulcro, tras el anuncio de La Magdalena de que había visto a Jesús resucitado…
La encerrona estaba bien preparada:
“O consientes el abuso o te denunciamos”.
La mujer no tenía escapatoria, sólo había dos opciones:
O rendirse y consentir la agresión sexual.
O resistirse y afrontar una muerte segura, ya que la lapidación
era el castigo para las mujeres sorprendidas en adulterio.
Sea como fuere el resultado era la muerte
¿Cuántas mujeres se han visto en esta situación a lo largo de
la historia… quizás hoy mismo?
¿Qué habrías decidido tú?
Es necesario ser muy valiente para afrontar a quien tiene el
poder sabiendo que vas a perder.
Cuando ya lo tienes todo perdido, es cuando tienes el valor
para ser.
Para actuar desde la resistencia
A Susana no la salvó su valor, ni tener una conciencia limpia,
ni le salvó su intachable reputación o el apoyo de sus familiares.
A Susana le salvó otro hombre, casi un mozalbete, el profeta
Daniel, que se atrevió a cuestionar el testimonio de los jueces y a proponer
algo distinto a lo establecido. Y con ello descubrió la verdad y se hizo justicia.
Tan sorprendente fue esta historia que vieron en ella la
intervención divina.
Y es que esta historia no va de hombres contra mujeres, como
algunos se empeñan en mostrar.
Va de atrevernos a cuestionar lo establecido, el "siempre fue así", la costumbre...
Va de denunciar estructuras injustas, de
normas que oprimen a los seres humanos, y les impiden vivir con dignidad y desarrollar en libertad sus capacidades para ponerlas al
servicio de la comunidad.
Afortunadamente también hoy hay algunos hombres valientes, que,
junto a muchas mujeres, se atreven a cuestionar un sistema que oprime y
deshumaniza.
Gracias a quienes cada día, con sus actos, hacen visible la
justicia, el amor y la vida.
*Basado en el pasaje bíblico (Daniel 13)