domingo, 9 de abril de 2023

Pascua en un pueblo de Castilla


Pascua Florida.

Primavera.

Lluvia de pétalos blancos bajo el árbol.

 

Las abejas zumban zigzagueando,

de flor en flor,

haciendo su trabajo,

arrullando el silencio de la tarde.

 

En el azul raso del cielo

las golondrinas trazan sus garabatos

persiguiendo invisibles insectos

con incesante parloteo.

 

Los dedos brillantes del sol

acarician mi rostro y le dan calor,

preludio de un verano

que aún es sólo un recuerdo

de la infancia en el pueblo.

domingo, 5 de marzo de 2023

Actualizando la historia de Susana y los Jueces*

La invisibilización y manipulación de los modelos femeninos a lo largo de la historia no es algo desconocido. 

Ni voy a ser la primera que descubre, en la Biblia, el relato de una estructura social que perjudica y oprime a una mujer. Pero me gustaría darle una relectura cuestionando el punto de vista tradicional.

A la “casta” Susana, (que significa Azucena) nos la han vendido como ejemplo de pureza.  

En realidad, es el ejemplo de la resistencia de una mujer, en un grado heroico, frente a las estructuras corruptas que avasallan su dignidad como persona.

 Esta historia, igual que antaño, puede ocurrir hoy. En la biblia encontramos arquetipos del actuar humano, sin importar los siglos que hayan pasado.

 Por un lado, un par de hombres con poder, jueces, conocedores de las leyes… y por tanto con posibilidades de torcerlas a su antojo. “El pueblo que estaba reunido les creyó, pues eran ancianos del pueblo y además jueces. Así que la condenaron a muerte” Dan 13, 14b.

Por otro lado, una mujer, de buena posición, casada con el dueño del lugar donde se hacían los juicios, que salía a disfrutar de su jardín cuando ya se había ido el gentío, también conocedora de normas y costumbres. Pero mujer, al fin y al cabo, por lo tanto, su testimonio no es válido, es cuestionable.

 Los jueces saben que basta el testimonio de dos hombres para confirmar un hecho, mientras que ella sólo tenía su palabra.

Entre los judíos de aquella época (y sospecho que la herencia cultural nos queda) el testimonio de una mujer no se consideraba fiable ni válido en un juicio. De ahí, por ejemplo, que fueran corriendo Pedro y Juan a ver el sepulcro, tras el anuncio de La Magdalena de que había visto a Jesús resucitado…

La encerrona estaba bien preparada:

“O consientes el abuso o te denunciamos”.

La mujer no tenía escapatoria, sólo había dos opciones:

O rendirse y consentir la agresión sexual.

O resistirse y afrontar una muerte segura, ya que la lapidación era el castigo para las mujeres sorprendidas en adulterio.

Sea como fuere el resultado era la muerte

¿Cuántas mujeres se han visto en esta situación a lo largo de la historia… quizás hoy mismo?

¿Qué habrías decidido tú?

 

Es necesario ser muy valiente para afrontar a quien tiene el poder sabiendo que vas a perder.

Cuando ya lo tienes todo perdido, es cuando tienes el valor para ser.

Para actuar desde la resistencia

A Susana no la salvó su valor, ni tener una conciencia limpia, ni le salvó su intachable reputación o el apoyo de sus familiares.

A Susana le salvó otro hombre, casi un mozalbete, el profeta Daniel, que se atrevió a cuestionar el testimonio de los jueces y a proponer algo distinto a lo establecido. Y con ello descubrió la verdad y se hizo justicia.

Tan sorprendente fue esta historia que vieron en ella la intervención divina.

Y es que esta historia no va de hombres contra mujeres, como algunos se empeñan en mostrar. 

Va de atrevernos a cuestionar lo establecido, el "siempre fue así", la costumbre... 

Va de denunciar estructuras injustas, de normas que oprimen a los seres humanos, y les impiden vivir con dignidad y desarrollar en libertad sus capacidades para ponerlas al servicio de la comunidad.

Afortunadamente también hoy hay algunos hombres valientes, que, junto a muchas mujeres, se atreven a cuestionar un sistema que oprime y deshumaniza.

Gracias a quienes cada día, con sus actos, hacen visible la justicia, el amor y la vida.

*Basado en el pasaje bíblico (Daniel 13)

sábado, 8 de enero de 2022

Regalo de Reyes

 


 Tal día como hoy, un 8 de enero, a estas horas, aún estaba yo en la comisaría declarando, en lo que sería el primer paso hacia mi nueva vida. Una vida en libertad de la que soy protagonista.

Tal vez los Reyes Magos ese año me trajeron el ultimátum que necesitaba, junto al coraje para dar el paso definitivo y cambiar de vida.

Tal vez era algo que llevaba años gestándose y esperando en momento adecuado.

Tal vez fuera la conjunción de estrellas... no sé, cada quien lo atribuye a lo que cree.

Yo sólo sé que en ese momento de miedo, nervios, dudas y confusión, de algún lugar inesperado, me llegó el apoyo que necesitaba para dar el paso. Y hoy solo puedo dar gracias a Dios, a la vida, y a todas las personas que me ayudaron en el camino.

Algo que me motivó en ese largo proceso, fue pensar que, todo eso por lo que pasé, tenía sentido si después yo también apoyaba a quienes deseaban ser dueñas de sus vidas, como yo lo hice.

Y aquí estoy yo, cuatro años después, luchando aún con mis miedos, pero acompañando a otras mujeres en sus procesos de autonomía y coherencia vital.

Es mi forma de dar gracias a la vida por el tiempo extra concedido.

Si esta historia te resuena, y quieres caminar acompañada, bienvenida, juntas haremos mucho más llevadero el camino.



Narradora de historias, cocreadora de vida

 


En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.  (Jn.1,1,3-4)


La palabra es un instrumento, una herramienta de construcción de la realidad y de reconstrucción de la misma.

La palabra nos ayuda a definir la realidad, acotarla, encerrarla de alguna manera. Pero también construye, expande y modifica la realidad objetiva, haciendo que predomine un punto de vista determinado. 

La palabra, al enfocar un detalle concreto de esa realidad, como si de una lupa se tratase, nos muestra otro enfoque de la realidad. Ya nunca volveremos a mirarla igual, algo en ella ha cambiado. Se ha creado una realidad distinta a la que había antes de que, por medio de la palabra, nos fijáramos en ese detalle concreto.

Las personas nos contamos a nosotras mismas nuestra historia de vida. La narramos no sólo como la vemos, sino como la ven los ojos de quienes están a nuestro alrededor. 

Vivimos la vida según nos la contamos y nos la han contado; creyendo y creando esa realidad, sin saber que lo que creemos es lo que creamos, como una profecía autocumplida.

Ante un acontecimiento cotidiano, como una moneda, uno puede verlo como una suerte, si mira la moneda por un lado o como una desgracia, si ve el otro lado. Y se cuenta a sí mismo la interpretación de la moneda como si fuera la única realidad posible. 

 Y toma decisiones y actúa desde esa interpretación de la moneda. Cada decisión y acontecimiento de nuestra vida cambia la dirección de la misma.

Entonces ¿dónde ponemos el foco de nuestra mirada? ¿Como decidimos interpretar nuestra realidad? Yo trabajo cada día en buscar lo positivo a cada acontecimiento de mi existencia. Así que, a pesar de todas las situaciones que podemos interpretar como negativas, a pesar de haber actuado muchas veces en mi vida como una víctima de las circunstancias, ya no soy más una víctima, SOY UNA SUPERVIVIENTE. 

Y por más que lo intente, ya no puedo ver la vida de otra manera que agradeciendo la oportunidad de seguir viviendo y seguir creando realidad con mis palabras y mi vida.

 Ése es mi don, ver la vida desde un punto de vista propio, y ponerla en palabras, y con esas palabras cambiar la forma de ver y vivir la vida misma.